Quiero comenzar este artículo con un pensamiento sincero. Esta reseña no es solo una exploración de un perfume, sino también mi pequeña contribución de apoyo y solidaridad hacia el pueblo palestino, que en los últimos años ha sufrido tanto a causa de la guerra y la incertidumbre. Desde este espacio, en Quintaesencia de Perfumes, deseo rendir homenaje a su resistencia, a su cultura y a la belleza que, a pesar de las adversidades, siguen compartiendo con el mundo.
Hablar de perfume es hablar de memoria. Los aromas nos devuelven a lugares, personas y momentos que creemos perdidos, y en ocasiones se convierten en auténticos guardianes de identidad. Así nace Méjana Fragances, una joven casa palestina fundada en Jerusalén Este por Qassen Abu Khalaf y Malak Hijaz, una pareja que decidió transformar su pasión compartida por la creatividad, la narración de historias y la preservación del patrimonio en una colección olfativa que rinde homenaje a la tierra y la memoria palestina.
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Cúpula de la Roca en la explanada de las mezquitas ( Jerusalén ) |
Para Qassem y Malak, un perfume no es solo un objeto de lujo, sino un vehículo que encapsula la historia, la nostalgia y la esperanza de un pueblo. De ahí el nombre “ MÉJANA “, tomado de antiguas canciones populares palestinas que, al igual que las fragancias, trasmiten alegría, unión y resistencia a través del tiempo.
Desde su origen, Méjana se propuso algo más ambicioso que crear perfumes, quiso contar la historia de Palestina a través de aromas. Sus composiciones se inspiran en paisajes, ciudades, folclore y recuerdos. Caminar por la ciudad vieja de Jerusalén, respirar el jazmín de Nablus, saborear la dulzura de las naranjas de Jara o sentir la brisa marina de Haifa son experiencias que la marca busca trasladar al lenguaje de las esencias.
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Puerta de Herodes ( Jerusalén ) acceso al barrio musulmán |
Cada fragancia es descrita por sus fundadores como una fusión de química y palabras, una oda aromática que reaviva la conexión con la tierra natal y graba la herencia en la memoria sensorial.
Dentro de esta narrativa colectiva, destaca ZAREF ATOOL, una fragancia unisex que evoca la sensación de los antiguos callejones laberínticos de la Ciudad Vieja de Jerusalén, ( con los aromas a cuero, especias y ganado que se funden en una fragancia que evoca miles de años de historia) lleva el nombre del personaje principal de una vieja canción popular, en la que el cantante se lamenta de que un joven alto y guapo esté dejando su patria palestina para viajar lejos.
El perfume traduce esta figura en notas olfativas intensas y memorables. Tiene una salida vibrante y especiada, con notas de bergamota, clavo y jengibre.
En el corazón, la lavanda evoca los fértiles campos del Golán, suave y calmante, la rosa aporta un matiz floral elegante, el azafrán “ oro rojo “ de Palestina, con su potente aroma, le da un carácter opulento y lleno de historia, rememorando las antiguas rutas comerciales.
En las notas de base, y como cierre del perfume, es donde la fragancia revela toda su profundidad, la esencia de oud y el incienso, recuerdan el aroma de los callejones de la Ciudad Vieja de Jerusalén, el roble blanco procedente de las antiguas montañas de Jerusalén, aporta un toque amaderado terroso ligeramente ahumado. La cachemira aterciopelada y cremosa, suma suavidad calidez y lujo envolvente, y la vainilla suaviza el conjunto con una dulzura luminosa y nostálgica.
Este equilibrio entre maderas nobles, especias cálidas y flores aromáticas convierte a ZAREF ATOOL en un perfume de gran fuerza narrativa, capaz de trasladar a quien lo lleva en un viaje sensorial donde el pasado y presente de Palestina se entrelazan.
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Barrio Musulmán en Jerusalén |
ZAREF ATOOL no es solo un perfume oriental de carácter profundo, es sobre todo, un recuerdo encapsulado. Llevarlo sobre la piel es portar una historia, una canción, una identidad que se niega a desvanecerse. Representa la capacidad del aroma para mantener vivas las raíces, incluso cuando el mundo alrededor cambia o se tambalea.
En un tiempo en que la guerra y la incertidumbre marcan el día a día de sus creadores, este perfume se erige como un testimonio de belleza y resistencia, un recordatorio de que la cultura también se preserva a través de lo sensorial.
Explorar Méjana Fragances es entrar en un universo donde el perfume trasciende lo estético y se convierte en acto de memoria. Con ZAREF ATOOL nos invitan a sostener en nuestras manos un fragmento de la historia palestina, a respirar la esencia de una tierra que canta sus recuerdos en cada acorde aromático.
Apoyar a Méjana, es tender la mano a una casa joven que lucha por abrirse camino, en medio de las enormes dificultades que atraviesa Palestina debido al conflicto actual. Apostar por esta marca es, en cierto modo, un gesto de apoyo a su gente y a su esfuerzo por mantener viva su identidad cultural a través de la perfumería.
Perfumista; Qassen Abu Khalaf
Sitio web de Méjana Fragances
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